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Panorama Cristiano (Obedira) desember 2004

Dr. J. W. Lindsay

  

Por segunda vez, en noches  seguidas, la charla del distinguido visitante de Buenos Aires fue interrumpida por un tiroteo. Durante el estudio bíblico, una bala pasó por la ventana silbando. No hubo heridos; pero tal fue el susto que todos agacharon la cabezas y, de ahí en adelante, resolvieron reunirse durante el día. La visita del Obispo Every en noviembre a las congregaciones anglicanas de Paraguay, no fue el único trabajo que sufrió a causa del ambiente de la revolución ocurrida en 1911.                         

Ahí, en Belén, el Dr J. W. Lindsay tenía una preciosa carga, fruto de años de labor, que quiso llevar a Inglaterra, su país natal, no por razones comerciales, sino, como última y necesaria etapa de su obra de traducción nacida de su gran deseo de compartir las riquezas de Cristo con los paraguayos Guaraní hablantes. Lindsay, que se había establecido en Belén en 1902, tenía listo para publicar los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles y la Epístola de Pablo a los Romanos. Todos estos trabajos estaban traducidos al Guaraní. Por esta razón, tenía que llevarlos a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera en Londres, cosa que fue imposible mientras duró la incertidumbre en el país.

Su carrera misionera había empezado en el año 1899, cuando la South American Missionary Society (SAMS Sociedad Misionera de América del Sur) le envió a Paraguay para trabajar en en el Chaco.   Lamentablemente, sus esperanzas fueron frustradas. Dicho en sus palabras: "Las dificultades que se presentan en el trabajo entre los indígenas de la región chaqueña son tan grandes que hacen imposible la tarea de llevar a cabo una obra médica misionera en esta región. Es por esa razón que no podemos señalar a la obra médica misionera como más ventajosa en comparación con las otras formas usadas, para ganar la confianza y la gente para Cristo".

Era obvio que los indígenas tenían más confianza en sus propios métodos de resolver los problemas de salud (el chamanismo): "... la gente o me mira con indiferencia, como otro miembro más del equipo, o, en el caso de los

más ancianos, con gran sospecha creyendo que quiero socavar sus supersticiones". Otro problema que identificó el médico fue el hecho que las comunidades indígenas eran pequeñas. Estaban muy esparcidas, además. Dos días de viaje entre las tolderías más grandes hacía difícil pensar en establecer una clínica central con la esperanza de alcanzar a todos.

Por lo tanto se estableció a orillas del Río Paraguay, frente a Concepción. De ahí pudo viajar a las otras misiones tierra adentro. Ahí también atendió a la gente de Chaco'i y Concepción, asistiendo a más que doscientos pacientes en 1901. Esta experiencia confirmaba su convicción que ".. este trabajo en Paraguay (es decir Paraguay oriental) se desarrollaría muy rápidamente, ya que tenemos la simpatía de toda la gente culta e inteligente y la gratitud de muchos pobres". Su esperanza fue que la SAMS estableciera una obra en Paraguay oriental. Pero, la falta de obreros en la misión al Chaco, al mismo tiempo, hacía pensar en lo poco probable que sería abrir una nueva obra.

No es de sorprender, entonces, que el 21 de junio de 1902 terminó su trabajo con la sociedad misionera y se mudó a Belén con otros dos ex-misioneros del Chaco. Ahí resolvió vivir y trabajar como un doctor creyente sin hacer una obra misionera 'formal'. Su inspiración vino no solamente de su experiencia en Concepción, sino también de la experiencia de un tal Dr. Bottrell en Villa Rica. Lindsay describió el trabajo de este doctor inglés así:

"Tiene un alcance vasto; la gente viene en manadas de todas partes de Paraguay para una consulta. Es conocido como cirujano habilidoso y médico exitoso en todo el país. Con una misión médica en Villa Concepción podríamos alcanzar toda la parte norte de la República. Podríamos usar la influencia y popularidad de la obra médica como medio para introducir el evangelio...Es patente que el campo de la obra médica misionera en esta región de Paraguay es amplia como, también, la oportunidad que, sin lugar a duda, tendría de traer a la gente cara a cara con la verdad del evangelio de nuestro Señor Jesucristo".

POR EDUARDO BRICE

Usado con permiso. Del Periódico Panorama Cristiano.

 

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